martes, 25 de mayo de 2010

"Déjame entrar" de John Ajvide Lindqvist

Se extiende con el estrépito de sus cristales chasqueantes la escarcha de la literatura nórdica, tan gélida y tan inquietante ella...

Esta novela no es precisamente un fenómeno reciente, pero la saco del congelador y la dispongo para su disfrute principalmente porque la acabo de leer.


Qué de cosas me han gustado de ella:


  • La historia que cuenta...
Una historia de vampiros, es más, de romance y de vampiros, que no trata realmente de eso sino de la soledad, las bajezas humanas, el frío del alma, y el incalculable poder del amor para barrer todo eso. Y esto contado desde una óptica muy próxima a la novela policiaca, prescindiendo del aspecto sobrenatural que es en realidad el origen de la trama.


  • Los personajes que la habitan...
Oskar es un chaval lleno de sufrimiento y de odio, pero también con gran capacidad para la ternura, el amor, y la superación personal. Un personaje con muchos contrastes, y para el que se dibuja una sutileza muy atractiva en su manera de sentir y pensar. Un gran personaje, en definitiva, de los que más me aportan.

Eli es el eje de la historia, el misterio, lo oscuro, la tentación y la salvación. A mí personalmente me funcionó más como símbolo que como personaje con el que establecer una identificación. Quiero decir que apenas pude traspasar el halo de enigma que la envolvía, pero fue precisamente ese carácter cuasi-inaccesible lo que la hizo tan poderosa. Es más, cuando el autor se lanza ya hacia el final de la novela a introducir algún fragmento relatado desde el punto de vista de Eli, sentí un amago de decepción. Ya he dicho que como mito me funciona mejor.

Hackan es el perfecto monstruo de pesadilla, entre patético y abominable, la personificación del horror, despojado de todo lo que hacía humano, e impulsado por una obsesión dolorosa y ciega.

Lacke y Virginia son dos personajes secundarios en los que el autor se entretiene para trazarlos con mimo, esenciales para construir un escenario en el que se diluye la frontera entre el bien y el mal, para exponer las motivaciones que empujan a las personas a actuar de determinada manera, y el daño que pueden causar sus actos.

Esta historia está llena de seres humanos, que sienten, sufren, hacen daño, aman e intentan sobrevivir como pueden. Y a los que resulta muy difícil juzgar. Una perspectiva que haríamos bien en incorporar a nuestra praxis con nuestros congéneres.


  • El ambiente que recrea...
Voy a sobreentender que esa tendencia a reflejar con minuciosidad el desarrollo de todas las acciones, desde la más emocionante hasta la más cotidiana, es una característica común de los autores nórdicos, aunque no he construido todavía una muestra suficiente para poder hacer semejante observación. En cualquier caso, en esta novela existe, y se recrea el ambiente con tanta precisión que quedé completamente absorbida.

Si a esto se le añade una envoltura de misterio y lírica frágil y oscura, el paseo que se da el lector se convierte en una experiencia muy hermosa, delicada e intensa.


Asumiré, para poner algo de peso en el otro plato de la balanza, que también detecté ciertos detalles que me chirriaron un poco, en particular concernientes al "secreto" de Eli, como algunas revelaciones excesivamente dramáticas y previsibles, y algún recurso un tanto empalagoso.

Pero, en fin, nada que haya empañado mi deleite al devorar este libro, a dentelladas, triturando papel, haciendo saltar chorros de negra tinta, alimentándome de su esencia...... Srulp...... delicioso.

La Gilmore Durmiente

Me encanta cómo Jess le hace ver a Rory el rumbo tan equivocado que está tomando su vida. Me encanta que sea Jess quien finalmente lo consiga. Y me encanta la forma en la que Rory toma conciencia de la realidad que está viviendo, como una revelación súbita, como si le arrancaran la venda de los ojos y por fin consiguiera ver con claridad, y con un punto de incrédula sorpresa, el lugar tan absurdo al que se ha dejado arrastrar.

Jess es probablemente el personaje más equiparable a Rory, más incluso que Lorelei, algo así como ese alma gemela que se supone nos han diseñado a todos. Pero en el momento en que despierta a Rory de su trance, es simplemente un chico que había pasado por su vida y del que ella había desprendido prácticamente todas las amarras. Menos la amarra madre, la irrompible, la huella.

Porque existe esa huella Jess es el único que consigue despertarla.

Me encanta esta manifestación del mito de la Bella Durmiente.