Llegué a él casi por casualidad viendo videos en Youtube. Y allí (aquí) estaba, esa británica con pinta de inocente, haciendo magia con el lenguaje, desenvolviendo con una maestría admirable un mensaje que se me clavó directamente en la frente y el pecho, me hizo soltar alguna lagrimilla, y se quedó inmediatamente incorporado a mi catálogo mántrico-guía vital personal.
Ver ese vídeo fue experimentar la preciada y rara sensación de que alguien me estaba ordenando las ideas, las grandes, las que importan, que pululaban en mi cabeza sin encontrar una vía exacta de expresión. Y de pronto… lo veo (lo oigo) todo cristalino. Y comunicado de una forma cautivadora, con mucho humor, con mucha fuerza. Estilo 100 por 100 jotakiano.
Y es que, no va la tía y decide hablar a unos recién graduados (de Harvard, nada menos) de la importancia de… ¿qué? ¿La perseverancia? ¿El trabajo duro? ¿La superación personal? No, no, no… Ella va y les convence de que la clave de todo está en el FRACASO y la IMAGINACIÓN.
No seré yo quien intente explicar por qué ese binomio es tan esencial. Veamos lo que dice ella:
Sobre los beneficios del fracaso:
“So why do I talk about the benefits of failure? Simply because failure meant a stripping away of the inessential. I stopped pretending to myself that I was anything other than what I was, and began to direct all my energy into finishing the only work that mattered to me. Had I really succeeded at anything else, I might never have found the determination to succeed in the one arena I believed I truly belonged. I was set free, because my greatest fear had been realised, and I was still alive (…). Failure taught me things about myself that I could have learned no other way. I discovered that I had a strong will, and more discipline than I had suspected; I also found out that I had friends whose value was truly above the price of rubies.”
Sobre el poder de la imaginación:
“Though I personally will defend the value of bedtime stories to my last gasp, I have learned to value imagination in a much broader sense. Imagination is not only the uniquely human capacity to envision that which is not, and therefore the fount of all invention and innovation. In its arguably most transformative and revelatory capacity, it is the power that enables us to empathise with humans whose experiences we have never shared. (…) We do not need magic to change the world, we carry all the power we need inside ourselves already: we have the power to imagine better.”
Aun me gustaría ilustrar esta potente idea sobre el poder de la imaginación con otras palabras de la propia Jotaká, esta vez de su obra de ficción.
Situémonos prácticamente al final de su historia sobre el niño mago, en ese momento en que héroe y maestro se encuentran en una réplica blanca de una famosa estación de tren londinense, que es obviamente un umbral, y conversan sobre los entresijos de la aventura que nos ha llevado, a todos, hasta allí. Al despedirse, se produce este diálogo:
El joven héroe pregunta: “¿Esto es real? ¿O ha estado pasando sólo dentro de mi cabeza?”
El viejo y evanescente maestro responde: “Claro que está pasando dentro tu cabeza, Harry, pero ¿por qué iba a significar que no es real?”
La estupenda imagen la he sacado de aquí.
Qué maravillosa, ingeniosa y definitiva manera de referirse, no sólo al propio contexto de la historia, sino a todo. De regalarnos irrevocablemente su cuento: “es vuestro, podía haber sido sólo una mentira en mi cabeza, y ahora es de verdad y para vosotros y para siempre”. De explicar la falacia del muro de contención entre eso que llamamos realidad y eso que llamamos fantasía. Un tema éste con múltiples matices, y al que espero volver en otro momento.
En fin, lo expuesto es solo una muestra que puede dar una idea, pero no hace justicia de la absoluta delicia de texto que es el discurso completo, que puede leerse aquí (en inglés). Y aquí (en castellano).
Por estas palabras, estoy admirada y agradecida. Mis fracasos me duelen hondo y cruelmente. Mi imaginación se vuelve a menudo contra mí y me tortura con una saña feroz. Pero siempre valoro unos y otra, pago su precio, siento que me convierten en lo que soy y que, en última instancia, me dan más, mucho más, de lo que me quitan.
Me resulta muy difícil entenderme, saberme. Esto sí es un trabajo para toda la vida. Pero hay cosas magnas que lucen como un faro en la noche y me sirven de guía en el camino. Como estas palabras, que no son mías, pero que sí lo son.