miércoles, 18 de marzo de 2015

Um... siento que me quieres decir algo...



Después del sueño que he tenido esta noche, he llegado a la conclusión de que mi inconsciente ha querido advertirme de que veo mucha, muchísima, quizás demasiada, televisión.

Juro que esto es cien por cien verídico.

Veamos.

Lo primero que recuerdo es un plano general de una cárcel y sus alrededores. Una cárcel de mujeres. En los primeros años de la dictadura. Los oficiales franquistas, las monjas y las carceleras se aproximan desde el exterior hasta las verjas de la cárcel, tras las que se apelotonan las prisioneras (efectivamente, el visionado de ayer de La Voz Dormida iba a tener consecuencias). Aquí los oficiales vienen a buscar a la chica rubia, la más joven, para darle el paseo. Las compañeras gritan e intentan amagos de amotinarse para que no se la lleven, pero la chica grita: “¡Dejadlos! ¡No tengo miedo!” La verdad es que está llorando. Pero, coño, supongo que a nadie la agrada la perspectiva de ser fusilada. Yo pienso que es muy valiente y que mantiene una actitud muy digna, a pesar de las lágrimas.

En esto que la moza empieza a percibir cierta agitación al otro lado de las verjas. De repente… CHAN-CHAAAAN… plano de Michonne de The Walking Dead, haciendo un gesto de silencio con una mano y con la otra en dirección a la katana. WTF??!!!

Michonne entra en escena

De pronto, mi yo soñante parece recordar que los franquistas ya usaban armas de fuego. Michonne y su katana desparecen buscando refugio en el bosque próximo; pero, que no cunda el pánico, deja el trabajo de rescate a buen recaudo: ATAQUE ZOMBIE. ¡Ya vienen!

Recordemos: franquistas y carceleras fuera de las verjas; prisioneras dentro. Mi yo soñante haciendo justicia poética.

Mi concepto inconsciente de justicia poética es... efectivo.

Hijoputa
El sueño pasa ahora a una versión menos dramática de la vida en la cárcel, más a lo Orange is the New Black. En un momento, llega un nuevo oficial para sustituir en el cargo al “dictador de sentencias de este particular sistema penitenciario”. NO JODAS: es el grandísimo hijo de puta que amenaza a María León en La Voz Dormida, aplastando toda esperanza de ayuda o compasión por parte de él, cuando va a recogerla de la comisaría en la que la habían torturado. Qué personaje sin alma más aborrecible y abyecto.

Total, que el pedazo cacho de cabrón hipócrita llega a la cárcel cuando habían pasado ya los peores años de la represión, y se pasa la vida dictando indultos. Pero la María León de mi sueño es una prisionera que se parece a la Alison Blechdel veinteañera de Fun Home (sí, qué pasa, también leo), que lo mira desafiante, odiándolo, y asumiendo que mientras sus compañeras irán saliendo poco a poco, ella se va a quedar ahí, si es que no le cascan la pena de muerte directamente. Y a la pobre nadie le comprende. No entienden a qué ese bajón que le ha dado

Un funcionario de prisiones amiguete de ella intenta animarla. En ese momento, ella luce un look muy años 30. Van juntos a las puertas de la cárcel y él está dispuesto a saltarse las normas para que ella pueda dar un paseo por fuera. Él la espera al otro lado de las puertas. Pero ella no puede salir (normal, me imagino que su cerebro habrá disparado la alarma… DANG DANG DANG! APOCALIPSIS ZOMBIE!!!), y se queda agachada en el suelo, llorando. Esta parte ha sido muy triste.

Cambio drástico de ambientación (no hay manera de recordar cómo llegábamos a este punto, pero juraría que había una secuencia lógica –en sentido onírico, claro está– de acontecimientos). Jennifer Morrison está ensayando. Y, de repente, está organizando un juego. Me dice (sí, ¡ahí estoy!; ¡meta cameo!) que tenemos que elegir una pareja de TV. Echo un vistazo al resto de los jugadores sentados a la mesa y veo que son la plantilla completa de guionistas y actores de Once Upon a Time. Pienso: “joder, pues está claro, ¿no?”. Me inclino sobre la silla de JMo y le digo al oído: “Emma y Regina”. Tengo que decir que no parece muy convencida al principio, pero al final acepta.

No tengo ni idea de en qué consistía el juego, pero el caso es que me encuentro viendo en unas pantallas una escena doméstica de la vida de Emma, Regina y su hija prepúber. No sé qué hija. Una nueva, supongo. Están en un salón. Emma y la cría están en primer plano, mirando a cámara, como si fuera la TV, mientras Regina está sentada en el sofá. Las tres están jugando a algo que implica hacer gestos y cantar (y con esto, supongo que mi inconsciente me advierte de que, además de ver mucha tele, también leo demasiado fanfiction). Emma y la niña, de pronto con el aspecto de Lorelei y una jovencísima Rory Gilmore, hablan de lo mucho que se parecen a pesar de que no hay lazos sanguíneos entre ellas, pues esta vez la madre biológica ha sido Regina. Ésta, con la cara de Catherine de CSI, comenta: “Well, I did my best”. Y sonríe.

More tea, de dear chemistry

En cierto momento, Rupert Grint aparece con su madre en un programa de entrevistas. Que es también un concurso, aparentemente, porque ganan un coche y montan en él, junto con Dan Radcliffe. Y conmigo, que estoy muerta de curiosidad porque Rupert habla un correctísimo castellano.

Me he pasado el día intentando recuperarme de tanto ajetreo…

4 comentarios:

  1. jejeje, me encanta tu cabeza, es de locatis como la mía, pero locatis maravillosa :D
    yo también he tenido hoy un sueño flipante y orgásmico :P (de verdad que ganaría pasta si pudiera grabarlos), tenía su parte lésbica también, ha sido cojonudo y, aún así, al leer el tuyo el mío ya no me lo parece tanto ¡vaya noche, nena! MOLAS MIL jisjis
    un superabrazo!!!

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    1. No me puedo creer... en sueños también somos almas afines??? Muaks.

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  2. Estás fatal... más que ver demasiada tele, vives y te enganchas demasiado a lo poco que ves en la tele...

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    1. DIAGNOSTICATOR se ha sacado el título de psicología...

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