Muy en la línea del modo-krisssmassss-ondel año pasado, dejo uno de los videos shippers M&S que más me ha gustado.
Si es que eso es amoooooooorrrrrrrrr, amor del bueno. Como el que le deseo a todo el mundo, tan conmovida como me siento por la luces, los cánticos, el olor del frío...
¡Que tengan todos ustedes unos buenos Dreams Before Christmas!
Un asesinato con premeditación,
pues; aunque no con alevosía. Eso sí, tendría un terrible agravante, porque a
quien planeo asesinar es a una niña.
Incipientes arrugas en torno a
los ojos me desafían desde mi reflejo en los espejos. Mi cana brilla
desvergonzada y exhibicionista disfrutando de su posición privilegiada en pleno
flequillo. Diciembre languidece entre el vaho y la escarcha, apurando los
últimos tragos del año. Y enero me abre los brazos, como siempre, para acogerme
en mi día del nombre. Sólo que esta vez aguarda con un regalo más pesado que
nunca.
Me precipito sin remedio hacia la
treintena.
La palabra “adulta” se me enreda
en la lengua, no me fluye con naturalidad. No me siento adulta, pero no puedo
ser una niña. Levito en un espacio indeterminado e intermedio que temo que me
atrape. Aunque ame las fronteras, quizás ahora deba atreverme a cruzar el
puente. Y a asesinar a la niña. Como le dijo Aemon a Jon Nieve: “Mata al niño y
que nazca el hombre.”
Sólo que... mi niña es testadura
y resistente. Se aferra a mí con una determinación fiera.
Sólo que... quizás no quiera
deshacerme de ella. Quizás no tenga que morir, y pueda caminar conmigo hacia la
otra orilla del puente.
No sé si esa niña es una aliada o
una enemiga. Lo único que sé es que la echaría de menos amargamente si
desapareciera.
Una reivindación alegre y participativa la que se ha kurrado la Ikastola Hegoalde. Y al ritmo de una canción muy bailonga, de esas que te mueven solas las piernas y los brazos, llevándote a improvisar una danza un poco loca.
Contra los recortes en educación: ¡muévete y baila!
Autoría y letra de la canción (traducción bilingüe incluida) en este otro video, un flashmob que también me ha dejado el corazoncito titilando...
Eskuetan, bizitza eskuetan eskuetan daude gure hitzak.
Eskuetan, bihotza eskuetan gure esku dago mundu berri bat.
Que Canción de Hielo y Fuego me tiene sorbido el seso es algo que tenía más que asumido. Pero después de partirme la caja con este video creo que además de sorbérmelo, me lo está rejurgitando con graves secuelas...
Bueno, que no cunda el pánico tampoco: la verdad es que las variantes de esta escena de El Hundimiento son la leche, a cual más cachonda.
Mis primeros paseos en Pamplona
fueron muy especiales. Eran tiempos de descubrimiento. Empezaba a descubrir al
que camina junto a mí y también la ciudad que me acogería más tarde. En el
proceso, surgieron sorpresas. Buenas, en su mayoría. La ciudad (también el
caminante, claro, pero eso es otra historia) se me fue desenvolviendo, coqueta
y misteriosa, y me fue haciendo partícipe de sus prodigios.
Piedras, luces, rostros,
olores... Rincones que se abrían como un secreto y que nunca habría imaginado
que pudieran existir ahí, en el centro mismo de un paisaje urbano.
Uno de ellos:
Cruzo las murallas por el Portal
de Francia, paso de peregrinos y resorte automático para mi imaginación, que me
viste enseguida de intrépida exploradora al mejor estilo fantasía épica. Bajo
hacia el río y dejo a mi izquierda un pequeño puente de piedra para adentrarme
en un camino que conduce a una isla (mágica, por supuesto; probablemente con
tesoro oculto incluido) enmarcada por la bifurcación del cauce, que pronto
vuelve a cerrarse. El camino se abre ligeramente, y se estrecha de nuevo en un
sendero de tierra sinuoso. A ambos lados, vegetación espesa. A veces, forma un
arco ante mis pasos, y la luz se filtra entre el verde jugando a deslumbrarme.
Sigo avanzando, y a los lados se
abren tierras labradas. Huele a tarde, a tierra, a agua... El sendero desemboca
en un camino asfaltado que gira hacia la derecha. Más huertas. Casas.
Extensiones de hierba y árboles a ambos lados.
Elijo seguir por el camino exterior, que sigue combándose hacia dentro. El río a la
izquierda, bancos a la derecha. En el centro, yo, aún bañada por esa luz
evanescente. Llego al final cuando alcanzo de nuevo la cuesta que sube hacia el
Portal de Francia.
Un paseo redondo, vamos.
Ayer fue la primera vez que
estuve en el meandro de Aranzadi tras largos meses sin volver. Me hizo daño. Poco
queda de lo que recordaba. En su lugar, un erial lúgubre y unos bloques de
hormigón. Desgraciadamente, lo peor no es la tierra arrasada por las máquinas,
sino lo que va a serle impuesto a medida que avancen los trabajos del despropósito
de proyecto del Ayuntamiento. Un proyecto que dice pretender dar valor y
difundir el aprendizaje y el disfrute de las huertas, para lo que ha tenido que
destruir las que ya existían.
El absurdo, la rabia y la
impotencia.
Y el valor y la constancia de
quienes se están desgañitando intentando hacer ver que el emperador no lleva un
espléndido traje nuevo. Que no. Que dirá lo que quiera, pero el muy codicioso está
en bolas.
Batería de videos. Por todos ellos. Y por los que sabemos lo que hemos perdido. Y muy especialmente, por los que no lo saben.
María había pensado mucho en cómo
y con qué exactas palabras explicárselo a Mai, pero un compañero de la escuela
hizo saltar por los aires toda su previsión. Ahora Mai le pregunta a María que
por qué tiene los ojos chinos, que si ella es su mamá. Y María le explica que
hay algunos hijos que son hijos del corazón.
A raíz de este planteamiento,
Hilda Perera nos ofrece los relatos paralelos de dos personajes: María Gómez,
exiliada cubana residente en Miami que anhela poder entregar todo el cariño que
aún le queda a una niña adoptada; y Mai, un bebé vietnamita que sobrevive a un
ataque aéreo sobre un campo de refugiados de Saigón gracias a un último acto
heroico de su joven madre. En su periplo hacia su encuentro mutuo, María y Mai
se cruzan con otros personajes, que presentan asimismo breves retazos de su
historia.
A pesar de lo que pueda parecer, Mai no es un libro sobre la adopción,
pues apenas lidia con los conflictos derivados de la misma (únicamente quedan
planteados en el capítulo introductorio). Lo que relata en realidad es una
historia profundamente humana, deteniéndose en cada uno de los personajes que
van apareciendo en ambos itinerarios, desvelando comportamientos nobles y
despreciables por igual, pero todos coherentes, muy creíbles. Y lo hace con la claridad
de un espejo ante el lector, que podría reconocerse ante todos ellos. Con un
estilo que combina sencillez y lirismo, Perera nos muestra una realidad muy
dura sin hacer uso del dramatismo, y plantea a su vez un sutil alegato contra
la guerra.
Con todo ello, Mai es una historia llena de matices,
quizás no del todo apreciables para el joven lector, pero su fuerza y su
ternura dejarán resonancias que, quizás con el tiempo, inviten a una relectura.
A pesar de que, como he dicho, la novela no se centra específicamente en el tema de la adopción, la vinculación es lógicamente inevitable. En los últimas días estoy entregándome al revisionado de un antiguo docudrama por capítulos de TVE1, que me cautivó en su momento, y me reconquista cada vez. Se trata, precisamente, de Hijos del Corazón. El primer capítulo lo tenéis a continuación:
Hasta ahora eran paletadas de arena. Ahora viene la cal.
Piel color miel es un viaje hacia la construcción de la identidad de Jung, autor de origen coreano y adoptado de niño por una familia belga. Una historia agridulce y en ocasiones muy dura, pero no exenta de hilaridad, que ofrece una visión sobre la adopción ciertamente mucho más perturbadora (y seguro que más acertada) que el documental de TVE que tanto me gusta.
En la misma línea de Satrapi, Gallardo, Roca y muchos otros, Jung también ha dado el paso de la celulosa al celuloide:
En la tediosa y ardua tarea de desbrozar apuntes una se va encontrando
a veces con pedazos de vidrio luminiscentes que la reclaman con guiños para ser
recogidos.
Ésta es la pequeña colección de tesoros que he reunido tras el
fatigoso paseo hacia mi último examen:
“Imitaba yo el rostro, los gestos y el habla de mis interlocutores, de
modo que se creyera que eran muchos los que se expresaban por una sola boca...
En esto andaba cuando el fúnebre día se llevó conmigo a todos los personajes
que vivían en mi cuerpo.”
Epitafio del juglar Vitalis
“Sabemos que somos provisionales
y que después de nosotros no vendrá nada memorable.”
Bertol Brecht, Del pobre B.B.
“Hay en la vida cotidiana
algo de trágico, mucho más real, mucho más profundo y mucho más conforme con
nuestro ser verdadero que lo trágico de las grandes aventuras. [...] Ya no se
trata aquí de la lucha determinada de un ser contra un ser, de la lucha de un
deseo contra otro deseo o del eterno combate de la pasión y del deber. Se
trataría más bien de hacer ver lo que hay de sorprendente en el solo hecho de
vivir.”
Maurice Maeterlinck explicando la maravilla y la tragedia de lo
cotidiano
Así es. Nunca, nunca, nunca. Y a
mí es un tema que cada vez me atrapa más. Y después de ver este documental, ni
te cuento.
La Educación Prohibida es un proyecto financiado de forma colectiva,
que pretende dar unas vueltas a la forma de entender la educación, poner sobre
la mesa ciertas cuestiones que deberían revisarse y visibilizar propuestas
alternativas.
La investigación incluye más de
90 entrevistas y 45 experiencias educativas en 8 países.
La película intercala una
historia de ficción con extractos de las entrevistas realizadas, fragmentos
expositivos con ilustraciones y citas. Tiene licencia abierta, y se alienta su
difusión libre y gratuita.
Éste es el trailer:
¿Que si tiene un punto de utopía?
Sí, claro. Pero... ¿qué es la utopía? Según Galeano, un buen punto hacia
el que ir caminando, algo que nos mantiene en movimiento. Y, de todas formas,
al final lo que la peli reivindica es la LEGITIMACIÓN DE LA ALTERNATIVA. Algo
tremendamente importante en todos los ámbitos de la vida. Validar otras
propuestas. "No hay que obligar la libertad, pero sí hay que habilitar
espacios para ella, de manera que sea legítima." En el documental se dice expresamente
que NO HAY UNA EDUCACIÓN PERFECTA, pero que "necesitamos que sus ideas y
prácticas salgan a la luz" para poder "construir un nuevo paradigma
educativo".
Desde que la vi, he estado intentando
dar forma al popurrí de ideas que se apelotonan en mi cabeza, y ahora intentaré
exponerlas de la manera más clara posible. Es un repaso del docu que no
pretende ser exhaustivo, ni sistemático; sino sólo plantear los puntos más interesantes
(los que yo he considerado como tal, se entiende). Es una peli rica: 2 horas
largas de metraje dan para mucho. Estoy segura de que lo que yo he entresacado
puede diferir de lo que extraiga otro. Así que, sobre todo, lo que recomiendo
es verla.
COSAS A LAS QUE HABRÍA QUE DAR UN PAR DE VUELTAS:
·El
aburrimiento: aniquilando la capacidad de aprender. Hay una escena
reincidente en la peli: un recorrido por los pupitres de un aula mostrando a
unos niños a cual más turrado y adormilado, hasta detenerse en un rostro de la
primera fila que abre los ojos y mira fijamente a cámara...
No
siempre ha sido mi caso, pero... ¿cuántas veces habré experimentado esa sensación
de profundo aburrimiento en el colegio y, sobre todo, en la uni? Muchas, muchas
veces. Lo peor es que llegué a aceptarlo como algo connatural al hecho de estar
en clase. Eso es muy triste. Darme cuenta, finalmente, de lo absurdo de ello
acabó por generarme un cabreo monumental. Me gustó que el docu diera tanta
importancia a este asunto.
Interesante
también cómo plantea que, en realidad, no es necesario forzar el aprendizaje
porque "no es mérito del ser humano aprender. No se puede no
aprender". El ser humano nace con esa capacidad. Pero nos las arreglamos
para extirparla. ¿Cuántas personas terminan su educación obligatoria
aborreciendo el estudio y el aprendizaje? ¿Y cómo podemos ser tan burros de
considerarlo algo normal?
·¡Lo que
hay que saber! ¿Quién decide lo que tenemos o no tenemos que aprender a lo
largo de nuestra escolarización? ¿Por qué he estudiado esas materias y no otras?
¿Por qué he estudiado materias, en realidad? ¿Dónde quedaron las aptitudes, las
habilidades? Entender que el sistema educativo en el que me he formado ha dado
preeminencia a los conocimientos teóricos sobre el desarrollo de competencias y
el fomento de la creatividad no supone mucho esfuerzo. Tampoco resulta muy
chocante constatar que determinadas áreas del saber han sido favorecidas en
detrimento de otras. Lo verdaderamente sorprendente es darse cuenta de que esa
circunstancia no es un decreto divino inamovible. Que podemos (que debemos, de
hecho) plantearnos si queremos aprender otras cosas. Que debemos preguntarnos
por las personas que están detrás del diseño del currículo, y cuestionar su obligatoriedad.
Un currículo que está tan desvinculado de la realidad, que queda desfasado con
tanta rapidez, que se centra en un conocimiento parcializado... en fin, suena
definitivamente mejorable.
·Todos
iguales. Llevé uniforme al colegio hasta que tuve 16 años. Nunca me
preocupó mucho llevar la misma falda y el mismo jersey que mis compañeras, y le
encontraba ventajas al hecho de tener decidido de antemano el atuendo que
llevar puesto cada día. En cambio, me mosqueé cuando nos impusieron un chándal
"reglamentario" para las clases de educación física. Cuando nos
dijeron que llevar diademas llamativas o abrigos rojos no era
"adecuado". Recuerdo que una amiga fue una vez a clase con una
camiseta de Petronor en vez de con la camisa o el niki clásico. Tuvo llamada de
atención, como era previsible. Y eso que era una camiseta blanca. Nos reímos de
su indignación. "Pero tía, ¿cómo se te ocurre?", le dijimos. ¿Cómo se
le ocurrió desentonar así, pordiossss? En fin, he oído tantas veces el clásico
argumento pro-uniforme escolar que lo erige como un instrumento de eliminación
de diferencias sociales que me han sangrado los oídos. No me lo trago. Primero,
porque la faldita gris y el niki blanco son incapaces de camuflar la realidad.
Segundo, porque me parece muy triste atajar el problema mediante una norma de
vestuario.
Al
final, el uniforme escolar es sólo eso, una manera de uniformar al alumnado.
Claro que no es la única, ni la peor. La homogeneización dentro del grupo se
lleva a cabo por medios más sutiles y más efectivos: la estricta separación por
edades y, sobre todo, la determinación de un mismo tipo de conocimientos y un
mismo ritmo de progreso para todos. En esa obsesión por estandarizarnos y que
nadie se salga de los parámetros establecidos (que nadie sea demasiado hablador
o demasiado poco, demasiado sociable o demasiado solitario, demasiado listo o
demasiado tonto), ¿no será frecuente confundir las desviaciones naturales de la
media con enfermedades, con conductas indeseables, con "problemas"?
·Esto es
lo que vales. Las notas. La pesadilla de Zipi y Zape y tantos chavales con
peinados menos extravagantes. La medida del logro del alumno, la regla para
evaluar el complimiento de los objetivos. La ETIQUETA que te dice quién eres.
Pretencioso, ¿no?, teniendo en cuenta los criterios tan limitados en base a los
cuales se juzga. Hipócrita, también, porque se erige como paradigma de la
objetividad, cuando sabemos que la valoración depende de factores tan
subjetivos (entre otros, los relativos a la persona que la realiza). Alarmante.
·¡Fiiiiiiiiiirmes!
Horarios estrictos, timbres, reglas que hay cumplir, el ADULTO QUE SABE frente
al niño que necesita todo el tiempo que le ordenen, que le digan lo que le
conviene y lo que tiene que hacer. Todo ello conduce al encorsetamiento, al
control social, a la aniquilación de la creatividad. El docu plantea una
elocuente pregunta: ¿Por qué reprimir la
espontaneidad del niño y la rebeldía del joven, si son su manera de expresar
"sus necesidades humanas internas buscando desarrollarse"?
·"Nadie
educa para la paz". Qué verdad tan desoladora... Y uno de los puntos
más difíciles de admitir. Podemos alegar, convencidísimos, que en los colegios
y las universidades se nos habla de valores. A mí desde luego me dijeron que
debía ser generosa, buena, caritativa, no envidiosa, valiente. El problema,
claro, es que en el fondo el mensaje que se me grabó a fuego fue el de sacar
codos y llegar la primera. No culpabilizo a nadie en concreto, estoy segura de que
el discurso personal de muchos profes y de mucha gente con la que me he topado
iba en otra línea; pero la realidad es que tanto la sociedad en general como el
sistema educativo en particular se preocuparon por infundirme la idea de COMPETITIVIDAD.
Y por convencerme de que era algo bueno. No lo es. No tiene nada que ver con la
superación y el crecimiento. Crea presión, desasosiego, desconfianza y angustia.
Nos enemista y nos aleja. No nos hace mejores, ni mucho menos felices. Bajo el
espejismo del esfuerzo y la persecución del éxito, hace que nos destruyamos entre nosotros y a nosotros mismos.
·Parking de niños. Los padres no
tienen tiempo. Los padres tienen que trabajar, que encargarse de cosas
importantes. Menos mal que existen guarderías y escuelas y multitud de opciones
extraescolares para tener a los niños vigilados y ocupados. Y menos mal que hay
abuelos para los meses de verano, y/o cursos de idiomas, campamentos... Menos
mal. ¿Cómo si no iba uno a arreglárselas? Imagínate, ¡colgado con un hijo todo
el día!
"Es
triste que apartemos a los niños", dicen en la peli. "Separar tan
pronto a los niños de sus padres es absurdo", dicen. Y también que
"criar a un niño es un regalo".Que "es hermoso criar a un hijo, por todo lo misterioso, porque la
oportunidad para crecer es inmensa".
La verdad,
estoy por creerles.
·"El
peso de la expectativas ajenas". ¿Qué se quiere de mí? ¿Que tenga un
título determinado? ¿Que sea de una determinada manera? ¿Y quién lo quiere?
¿Importa lo que yo quiero? ¿Y cómo puedo saber qué es lo que quiero? ¿Cómo
puedo saber quién soy? Me encanta una escena de la historia de ficción del
docu. Hay dos profesores hablando con una alumna, convenciéndola de que tiene
que esforzarse, porque, ¿acaso no quiere ser alguien en la vida? A lo que ella
responde, escandalizada: "¡¡¡Es que yo ya soy alguien en la vida!!!".
Pues eso.
·El MIEDO
como barrera. En fin, el archiconocido mecanismo de control que impide que
salgamos del paradigma. Que planteemos las cosas de otro modo. Que nos
atrevamos al cambio. Quizás si sacáramos la cabecita fuera del marco de ese
paradigma, veríamos que no nos pasa absolutamente nada. Nada malo, al menos. A
lo mejor sí que pasan cosas, cosas que asustan un poco pero que no hacen daño,
sino que nos ayudan a crecer, a ser mejores personas. ¡A ser más felices! A lo
mejor.
·El
absurdo por inercia. Vamos, que teniendo en cuenta todo lo anterior, parece
interesante comenzar a cuestionarse el status quo. Dejar de hacer las cosas
porque, fíjate tú, así es como se han hecho siempre. ¿No?
LO QUE MÁS IMPORTA:
·El AMOR.
Es algo que me ha gustado mucho. Toda la peli es un alegato a favor del amor.
Me ha parecido brutal y escandaloso. Aham, escandaloso.
Efectivamente,
porque el amor no vale una mierda. Está muy bien para aderezar las fantasías
románticas de las niñas. Es incluso aceptable que lo demuestre una madre. Pero,
por lo demás, es algo denostado por la sociedad, considerado incluso vergonzoso.
El éxito se mide por otros parámetros. Una persona seria, una persona
importante, no puede hablar de amor, y mucho menos hacer patente su necesidad
de amar y ser amada, por encima de cualquier otra necesidad. No puede, porque
entonces ya no sería ni seria ni importante.
Hemos relegado
el amor a un ámbito doméstico, discreto, secreto. Y esta peli quiere sacarlo,
exhibirlo, ponerlo en primer lugar. Así de obsceno. Así de contundente. Así de
necesario.
"Sólo hay
un adulto equilibrado cuando de pequeño siente que le han tenido cariño, que le
han tenido paciencia." ¡Cómo me recuerda esto a Max y a sus monstruos!
·La
FELICIDAD. Otra perogrullada que no es tal. Totalmente en la línea de lo
anterior, un entrevistado dice: "Intentar que las personas sean felices es
la idea más revolucionaria que existe."
·La
CREATIVIDAD y la IMAGINACIÓN."Estudiar no es un acto de consumir
ideas, sino de crearlas y recrearlas." Esto lo dijo Paulo Freire y es una
cita del docu. También se insiste en que el aprendizaje debe estar fundado en
el interés, la voluntad y la curiosidad. En la idea del juego y lo lúdico
frente al tedio. En contemplar el error y la equivocación no como un fracaso,
sino como parte del proceso de aprendizaje. ¿Ya sabéis quién se emperró también en transmitir esto mismo?
·La
DIVERSIDAD. Es que somos diferentes. De hecho, se podría que somos iguales
en el hecho de que todos somos diferentes. Me siento agradecida por este hecho,
lo veo como algo muy enriquecedor. Y me parece muy sabia la actitud de reconocer
nuestra diversidad y preservarla. Es la única manera de fomentar el verdadero
respeto, la empatía que nos acercará a todas las realidades que nos son ajenas
y que nos irá completando. Y también la única manera de construirnos con
autenticidad, con garantías de que cada uno de nosotros será también respetado en
su unicidad. Por eso veo tan importante abandonar las pretensiones de homogeneización
en la educación de las que hablaba antes.
·La
LIBERTAD. Me gusta cómo plantean en la peli la cuestión del orden ante la
falta de autoridad. Otro argumento que he escuchado hasta la saciedad tira del
miedo al desorden y el caos. Es una respuesta bastante inmediata: uno plantea
la posibilidad de romper jerarquías, otorgar libertades, anular autoridades...
y enseguida otro salta dibujando un escenario poco menos que apocalíptico. En
realidad, es una actitud comprensible. Pero fundada en la desinformación (y sí,
en el eficaz control social ejercido por el miedo). Algunas intervenciones del
docu comentan que en experiencias educativas en las que no rige el control y la
autoridad, los niños son perfectamente capaces de respetarse. Entienden que su
libertad termina allá donde empiezan a molestar a otro. Comprenden que existe
ese límite, y están más que dispuestos a mantenerlo, porque ellos mismos han
sido partícipes de la construcción de las reglas básicas de convivencia. Yo lo
veo claro: no se trata de abolir toda norma, de dejarse llevar por el instinto.
Siempre me ha parecido muy acertada la idea del contrato social y blablabla. Lo
que no tiene sentido es obedecer a ciegas, sin plantearse nada. Negar
sistemáticamente la capacidad de decisión a los niños, y pretender convertirlos
en soldados dóciles y bien adiestrados. Para que perpetúen ese comportamiento a
lo largo de su vida. Para convertirnos a todos en obedientes temerosos y
acríticos.
·La
AUTONOMÍA. Profundizando en la idea de antes, un entrevistado señala la
importancia de atreverse acuestionar la
autoridad que viene de hecho. Salir de la rueda absurda del "porque así
son las cosas" o "porque me lo dice quien sabe de verdad". Dicen
también: "Que cada uno aprenda a ser artífice de su propio destino. Que
cada uno decida." Y que "sólo siendo respetado en tu autonomía puedes
saber qué quieres." Y plantean esta pregunta: ¿Queremos educar a las
personas para que puedan adaptarse a la dura realidad, o para que tengan una
mirada crítica y puedan influir en su entorno?
·"Respeten
a los niños". En definitiva, se trata de eso. De dar valor a los niños
y los jóvenes. De compartir con ellos la tarea de organizarnos, de vivir, de
educarnos, de crecer. De respetarnos.
"Hay una sola cosa que
realmente es importante: el amor que nosotros les podemos dar a los niños. Si
queremos una sociedad diferente, lo único que tenemos que hacer es amar a los
niños, y que ellos aprendan a amar a otros. El conocimiento vendrá solo."